La insulina es una hormona vital producida por el páncreas que estimula el flujo de glucosa o azúcar desde la sangre hacia las células del cuerpo para proporcionar la energía que necesitan para funcionar. Hay dos grupos importantes de insulina que se utilizan comúnmente para tratar la diabetes: la insulina humana y la insulina análoga producida mediante tecnología recombinante de ADN. En los Estados Unidos, la mayoría de las insulinas disponibles tienen una concentración de 100 unidades por mililitro, lo que se considera la concentración estándar. Todas las jeringas de insulina están calibradas para esta concentración.
Existen cuatro categorías principales de insulinas según su velocidad de acción después de la inyección: insulinas de acción muy rápida, insulinas de acción rápida o regular, insulinas de acción intermedia y insulinas de acción prolongada. Además, algunas insulinas se comercializan ya mezcladas en diferentes proporciones para ofrecer tanto efectos de acción rápida como de acción prolongada, y algunas pueden mezclarse en la misma jeringa justo antes de la inyección.
Dos tipos de insulinas de acción muy rápida son la Humalog y la Novolog, que son soluciones claras y comienzan a hacer efecto 10 minutos después de la inyección. Tienen un pico de acción una hora después de la inyección y permanecen en el organismo durante 3 a 4 horas. Se usan típicamente como insulinas bolo, administradas 15 minutos antes de la comida. La mayoría de los pacientes también necesitan una insulina de acción prolongada para mantener un buen control de su azúcar en sangre. La Humalog y la Novolog pueden mezclarse con insulinas NPH, Lenta y Ultralenta.
Es importante medir el nivel de azúcar en sangre antes de administrar la Humalog o la Novolog. La dosis de insulina que se debe administrar se determinará en función de la lectura de azúcar en sangre, las comidas y los ejercicios planificados. Siempre se debe revisar el frasco antes de retirar la insulina y descartar cualquier frasco cuya solución sea turbia.
Es fundamental que los pacientes con diabetes sigan las instrucciones de su médico o asesor en diabetes al administrar insulina. El médico les guiará en la determinación de la dosis adecuada de insulina, así como en cómo y cuándo administrarla. Además, es importante seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio regularmente para ayudar a controlar el nivel de azúcar en sangre.
Si se experimenta algún efecto secundario después de administrar la insulina, es importante informar de inmediato al médico. Los efectos secundarios más comunes incluyen dolor, enrojecimiento e hinchazón en el lugar de la inyección. Además, es posible que se experimenten niveles bajos de azúcar en sangre, lo que se conoce como hipoglucemia. Los síntomas de hipoglucemia incluyen sudoración excesiva, temblores, mareo, debilidad y confusión. En casos extremos, puede haber pérdida del conocimiento.
En conclusión, la insulina es una hormona vital para el cuerpo que ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre. Hay varios tipos de insulinas disponibles, cada una con una velocidad de acción diferente, y es importante seguir las instrucciones del médico al administrarla. Junto con una dieta saludable y ejercicio regular, la insulina puede ayudar a las personas con diabetes a controlar su nivel de azúcar en sangre y llevar una vida saludable.
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